Amazon, una de las corporaciones tecnológicas más poderosas del planeta, atraviesa un nuevo proceso de transformación interna que ha sacudido al mundo empresarial. La compañía ha confirmado un plan para eliminar hasta 30.000 puestos de trabajo en su división corporativa, una cifra que equivale aproximadamente al 10 % de su plantilla de oficina a nivel global. Se trata del mayor recorte de personal en la historia de la empresa, superando incluso las oleadas de despidos realizadas durante la crisis tecnológica de 2022 y 2023.
El anuncio fue comunicado a los empleados mediante un memorando interno firmado por Andy Jassy, director ejecutivo de Amazon, quien explicó que la decisión responde a una “necesidad estratégica de optimizar recursos, mejorar la eficiencia operativa y priorizar inversiones en áreas de crecimiento sostenido”. Según Jassy, la empresa se enfrenta a un escenario económico más competitivo y cambiante, en el que “cada unidad de negocio debe enfocarse en generar valor y adaptarse con rapidez a las nuevas demandas tecnológicas”.
De acuerdo con fuentes citadas por Reuters, los despidos afectarán principalmente a empleados de oficinas, equipos de desarrollo de producto, recursos humanos, marketing y ciertas divisiones administrativas. Las áreas más críticas, como Amazon Web Services (AWS), inteligencia artificial, automatización logística y dispositivos inteligentes, seguirán recibiendo inversión y contratación selectiva, lo que refleja el viraje de la compañía hacia la automatización y el uso intensivo de herramientas basadas en IA generativa.
Esta medida se produce en un contexto de ajuste generalizado dentro de la industria tecnológica mundial. Empresas como Google, Meta, Microsoft y Salesforce también han anunciado recortes de miles de empleos a lo largo de 2025, impulsadas por la desaceleración del consumo digital, el encarecimiento de los costos operativos y la incorporación masiva de inteligencia artificial en tareas que antes requerían intervención humana.
Los analistas consideran que este fenómeno es parte de una nueva fase de madurez en el sector tecnológico: las compañías ya no crecen a ritmos explosivos como en la década anterior, y se ven obligadas a mejorar su rentabilidad mediante la reducción de gastos estructurales.
“Amazon ha llegado a un punto en el que debe reinventar su modelo de gestión interna”, señaló la economista Sarah McConnell en declaraciones a Bloomberg. “Después de años de expansión acelerada, ahora está ajustando sus estructuras para un escenario en el que la automatización reemplazará a gran parte de las tareas de oficina. Esto no es solo un recorte de personal, sino un cambio de paradigma.”
Los efectos del anuncio no tardaron en sentirse en los mercados financieros. Las acciones de Amazon subieron un 3,8 % en la bolsa de Nueva York tras conocerse la noticia, impulsadas por la expectativa de que la reducción de costos mejore los márgenes de ganancia en el corto plazo. Sin embargo, el entusiasmo de los inversores contrasta con la preocupación de miles de empleados que podrían perder su trabajo en los próximos meses. En redes sociales, trabajadores actuales y exmiembros de la compañía expresaron su frustración, señalando que la cultura laboral de Amazon se ha vuelto “cada vez más fría y mecanizada”, con un enfoque desmedido en métricas y automatización.
Los sindicatos tecnológicos y asociaciones laborales de Estados Unidos han criticado duramente la decisión, calificándola de “reorganización brutal” y advirtiendo sobre su impacto social. “Detrás de cada cifra hay familias que dependen de estos empleos. Amazon debería ser un ejemplo de estabilidad, no una fábrica de ansiedad corporativa”, declaró el portavoz de la Tech Workers Alliance, un grupo que representa a trabajadores del sector tecnológico.
En términos estratégicos, la compañía asegura que los despidos forman parte de un plan de reestructuración más amplio, diseñado para redirigir recursos hacia tecnologías emergentes y consolidar su liderazgo en el mercado global. Amazon apuesta fuertemente por el desarrollo de sistemas automatizados en sus centros logísticos, IA aplicada a atención al cliente y predicción de demanda, y nuevos dispositivos inteligentes bajo la línea Alexa. Andy Jassy enfatizó que la empresa “seguirá innovando para ofrecer experiencias más rápidas, eficientes y sostenibles a los clientes”, aunque admitió que “los cambios profundos requieren decisiones difíciles”.
El impacto de esta medida se extiende más allá de la propia empresa. Economistas advierten que un recorte de esta magnitud en una corporación del tamaño de Amazon podría tener efectos secundarios en la economía global, especialmente en ciudades donde la compañía concentra su fuerza laboral, como Seattle, Nueva York, Londres o Bangalore. La pérdida masiva de empleos altamente calificados podría reducir el consumo local, alterar el mercado inmobiliario y aumentar la competencia por puestos tecnológicos en otras compañías.
A pesar del golpe humano y mediático que supone la decisión, Amazon continúa generando beneficios significativos. En el último trimestre, la empresa reportó ingresos por encima de los 150 mil millones de dólares, impulsados principalmente por su división de servicios en la nube, AWS. Sin embargo, los márgenes de ganancia en su negocio principal de comercio electrónico han disminuido, lo que refuerza la necesidad de ajustar gastos y optimizar operaciones.
En conclusión, los despidos anunciados marcan el inicio de una nueva etapa para Amazon: una compañía que busca mantener su dominio global en un entorno más racionalizado, digital y automatizado. Pero detrás de esta estrategia empresarial se esconde una realidad más compleja: la transición hacia un modelo donde la inteligencia artificial reemplaza el trabajo humano no solo redefine a las corporaciones, sino también el futuro del empleo en la economía digital.
